A veces lo que más amamos, es a lo que menos le dedicamos tiempo obviamente justificándolo con las responsabilidades, el trabajo, el estudio, los deberes en general; y, tal vez hoy, que la noche es silenciosa al punto de querer ensordecerme, tengo el deseo de escuchar el teclado cantar para mi y para la soledad que me acompaña, quisiera dedicarle una canción que lleve el ritmo de las teclas ya casi borradas de tanto uso de este computador, que ha sido mi compañero desde hace ya casi 7 años, y que para mi sorpresa aun después de tantos viajes, golpes, maltratos y lentitud, continua funcionando, supongo que todo lo anterior lo ha heredado de mi.
he estado en hibernación durante tres días, que han sido como tres décadas, la enfermedad impacta en la parte física de un cuerpo, y también es una jugada estratégica al ego, a la emoción, a la independencia y autosuficiencia.
Me salio un quiste en la cabeza el cual empezó pequeño hace algunos años y empezó a crecer convirtiéndose en un peligro para mi salud, hace poco termine una especialización en Desarrollo Humano en una universidad pública en la capital del país, en medio de las clases vimos que la emoción impactaba en el cuerpo de tal forma que las enfermedades eran capaces de hablarnos, cuando estábamos tan ocupados como para oír a nuestro propio cuerpo, (a veces ando en mil mundos, tanto que me olvido del mío) entre tanto hablamos de algo conocido como biodescodificación; según lo cual mi quiste podría representar un pesar, una pena acumulada durante mucho tiempo; un dolor del pasado que todavía no me decido resolver, también afirman que este quiste es una advertencia de que es el momento de perdonar en lugar de alimentar una vieja herida o resentimiento, que al guardarlo dentro de mi me perjudica. Con todo esto no quiero decir que creo en lo que he escrito pero... y si fuera cierto, como preguntarle a mi cuerpo ¿qué encapsule?, en teoría debería saberlo, pero no hay respuesta, ni siquiera logro recordar hace cuanto este quiste hacia parte de mi, aunque ya lo extrajeron, me queda la inquietud y aun no sé que vino a enseñarme, no sé si mi pasado no ha cicatrizado y tal vez pueda hacerlo con el proceso biológico de cicatrización de mi cuerpo. Pero ya saliendo un poco de esto, estar en cama, me ha llevado a comprobar que momentos como esto sabes a quien le importas, con quien cuentas, quien te visita por cariño y quien por deber, quien con una mirada y un chiste puede hacer mas ameno el dolor, quien esta en los momentos en los que realmente necesitas escuchar algo más que a ti mimo.
La quietud y el silencio han sido buenas maestras me han enseñado que realmente soy Felizzola y también acompañada.